En los últimos años, Argentina ha sido testigo de una transformación radical en el panorama laboral, impulsada por la digitalización, la crisis económica y la creatividad de una nueva generación que busca reinventarse. Mientras algunos oficios tradicionales van quedando relegados —el kiosquero que ya no vende revistas, el quinielero de barrio que cerró tras la digitalización de las apuestas el mozo que ahora reparte por apps—, nuevos roles han emergido en el universo online.
Entre estos nuevos perfiles, destaca uno que pocos habrían imaginado hace una década: el streamer de casino online. Con el avance de la regulación y la tecnología, los casinos online en Argentina han dejado de ser un tabú para convertirse en parte del ecosistema digital del entretenimiento. No solo atraen a jugadores casuales, sino que también están generando una comunidad de creadores de contenido, analistas, influencers del juego responsable y transmisores en vivo.
Desde Twitch y YouTube hasta TikTok, cientos de jóvenes argentinos transmiten en vivo sus partidas, comparten consejos, interactúan con audiencias y, en algunos casos, monetizan a través de donaciones, sponsors o acuerdos de afiliación.
Oficios digitales: oportunidades, habilidades y futuro
Este fenómeno no es aislado. Según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo, Argentina es uno de los países de la región donde más ha crecido la llamada “economía de los oficios digitales”: desde creadores de contenido hasta freelancers del gaming y consultores en línea. Muchos de estos nuevos trabajadores comenzaron a explorar estos caminos como forma de ingresos complementarios ante la inflación y la incertidumbre económica. Hoy, algunos han encontrado allí una fuente principal de sustento.
Mientras los kioscos cierran y las quinielas físicas pierden público, el entretenimiento y las nuevas profesiones online ganan terreno, especialmente entre los menores de 35 años. Si bien no se necesita un título universitario para entrar en este ecosistema, sí se requiere adaptabilidad, creatividad y una cierta capacidad técnica. Los “oficios digitales” modernos no solo dependen de conexión a internet: también de la construcción de marca personal, la comunicación efectiva y, en el caso de los casinos online, del conocimiento sobre las plataformas y el juego responsable.
Además, como señala este análisis sobre el auge del streaming de videojuegos en Clarín, los streamers se han convertido en los nuevos referentes culturales de una generación. Lo que ayer parecía una rareza, hoy es una alternativa viable. Mientras la sociedad debate sobre el impacto de la inteligencia artificial o la robotización, en barrios de Córdoba, Rosario o el conurbano bonaerense, jóvenes transmiten partidas de blackjack o ruleta desde sus habitaciones.
Y aunque no todos lograrán vivir de ello, lo cierto es que el trabajo digital llegó para quedarse. Porque en un país donde reinventarse es casi un deporte nacional, quizá el próximo oficio de moda no se aprenda en un taller, sino frente a una pantalla.